La primera Biblioteca Nacional fue fundada el 18 de octubre de 1901 y se ubicó en un salón del Castillo de la Fuerza, donde radicaba el Archivo General. Por ese entonces se habían desarrollado en el país varias bibliotecas particulares de la alta aristocracia azucarera y algunas públicas, de sociedades culturales y logias masónicas.
Desgraciadamente la biblioteca era preocupación de pocos y descuido de muchos. Así fue como se mudaron de lugar en dos ocasiones y a consecuencia los fondos bibliográficos sufrieron innumerables daños debido a incendios, humedad y transportación inadecuada.
En 1949, por iniciativa de Don Fernando Ortiz, la Junta de Patronos acuerda designar con el nombre de José Martí al edificio que se proyectaba construir en los entornos de la plaza cívica. La colocación de su primera piedra tuvo lugar el 28 de enero de 1952, en conmemoración al natalicio del Apóstol. El 12 de junio de 1957 finalmente se traslada la Biblioteca Nacional al nuevo inmueble. Al Triunfo de la Revolución Cubana la Biblioteca Nacional entraba en una nueva etapa de redefiniciones, crecimiento e inserción en todo el renacimiento que se estaba produciendo en el país.
Un hecho de singular relevancia fueron los encuentros entre los escritores, artistas, dramaturgos y figuras de la cultura en general en la sala-teatro de esta instalación. El discurso de clausura de la cita estuvo a cargo del Comandante Fidel Castro y constituye un referente obligado sobre la política cultural de la Revolución Cubana, más conocido como Palabras a los intelectuales.
La Biblioteca Nacional José Martí, precursora de la Red Nacional de Bibliotecas de Cuba ha ocupado hasta la actualidad un espacio físico y espiritual cimero en los procesos de conocimiento del pueblo cubano.
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